William Utermohlen (1933- 2007)
Un día comenzó a percibir que algo ya no era igual, olvidaba cosas que nunca antes había olvidado: direcciones, números, libros e incluso nombres de personas cercanas. En un principio, talvez imaginó que era la edad, como solemos pensar cuando olvidamos nimiedades, sin embargo, algo le hizo suponer que esto era algo más que el paso de los años, ya que comenzaron a cambiar muchas cosas. De pronto él, dejó de construir imágenes como lo había aprendido en la Escuela de Bellas Artes de Filadelfia, o como había experimentado a lo largo de su carrera artística. Las líneas dejaban la lógica de representación aprendida años atrás e incluso ya pensaba y percibía el mundo de otro modo. Poco a poco, su comportamiento fue cambiando, hasta que hubo momentos en los que incluso se llegó a desconocer, a no saber por qué estaba en los lugares en los que estaba o vestía como vestía. Bill, como le decían sus amigos, supo que ya nada sería igual, ya que tras una serie de visitas de diagnóstico, se confirmó lo que se imaginaban, tenía Alzheimer.
¿Qué sería de un pintor con Alzheimer?, ¿qué comenzaría a suceder en el cerebro y qué nuevas formas crearía?, ¿podría seguir pintando, pensando, creando? Estas fueron algunas de las preguntas que se hizo. Desde la medicina, se dice que el Alzheimer es un tipo de demencia y afecta principalmente a la memoria y a las capacidades intelectuales. Generalmente se presenta después de los 65 años, aunque existen casos de gente mucho más joven. No se saben las razones específicas por las cuales alguien padezca el Alzheimer, pero se tienen varias hipótesis. La mayoría están vinculadas a un posible desequilibrio químico a nivel cerebral, razón por la cual las neuronas comienzan a perderse y la persona es incapaz de generar nuevas memorias y comienza a borrar las que guardaba.
La enfermedad se descubrió a principios del siglo XX y fue el resultado de un profundo trabajo de investigación por parte de dos psiquiatras: el Dr. Emil Kraepelin1(1856-1926) y el Dr. Alois Alzheimer2 (1864-1915), quienes observaron la constante y destructora situación de algunos pacientes mayores de 50 años. Fue así que tras el fallecimiento de su primera paciente, una mujer llamada Augusta D., el Dr. Alzheimer inició el análisis a nivel celular de una parte de su cerebro. De tales investigaciones destacó cómo había una disminución de neuronas en el córtex cerebral, un cúmulo de proteínas y la aparición de filamentos neurofibrilares en el citoplasma de las neuronas; daños que repercutían directamente en el estado general de salud de los pacientes. Pero el nombre de Alzheimer no fue sino hasta 1916, cuando el Dr. Kraepelin, pudo constatar lo descrito por Alzheimer y fue entonces que dio ese nombre a la enfermedad. No obstante al ser una enfermedad del cerebro, la investigación en relación a ella, diariamente arroja nuevos resultados y parte fundamental de esta investigación esta vinculada a lo que experimenta el propio paciente.
Es en este tenor, y viviendo día a día los efectos de la enfermedad, que el artista comenzó a reflexionar en torno a cómo demostrar lo devastadora que puede ser. Apoyado por su esposa, estudiosa del arte y apasionada del trabajo de Bill, el artista comenzó el proyecto Autorretratos, el cual consistió en realizar autorretratos en papel o tela cada cierto tiempo. El primer obstáculo fue la técnica, el óleo que había sido la técnica que dominaba, pronto dejó de ser fácil de manipular y optó entonces por la acuarela, el carbón y/o el lápiz. Según recuerda su esposa, Bill sentía una enorme frustración, experimentaba la desesperación de no saber qué día dejaría se ser el hombre que él recordaba.
Con estos retratos el artista registraba cómo es que las capacidades de representación naturalista se perdían, en su lugar aparecían desplazamientos del cuerpo, borramientos y síntesis. Su obra comenzó a adquirir un carácter de síntesis, expresión y angustia, tal como se puede constatar al ver estos retratos. Ya al final de su vida y francamente afectado por la enfermedad olvidó pintar, olvidó su rostro y olvidó su característica manera de crear poesía.